jueves, 6 de diciembre de 2012

El Charco del Acebrón. Donde nacen los iones negativos.






Distancia: 2,0 Km.Circular.

Desnivel:  LLano.




Desnivel: 10 m.

Dificultad: Baja.

Señalización:  Sí.

Tipo de terreno: Tierra compactada y pasarelas de madera.

Calzado: Se puede hacer con calzado deportivo.

Ropa: La adecuada a la climatología.

Época del año: Cualquier época del año.

Obstáculos: Ninguno.
Observaciones: Ir provisto de agua y algo de comer. Ser especialmente cuidadoso con el medio ambiente. Estamos dentro del Parque Nacional de Doñana.

Descripción del sendero.

"Albert Einstein" en 1910 dijo que la montaña de "Davos" tiene propiedades curativas debidas a los iones negativos del aire. Y yo me pregunto respetuosamente. ¿Si Einstein hubiera pasado por el Acebrón (Doñana) que habría opinado?.


Llevo bastantes kilómetros en mis pies gastando botas por los caminos onubenses y hay algunas jornadas de senderismo que te quedaran para el recuerdo y esta fue una de ellas. Ya conocía el lugar por lo que la belleza de su entorno no me supuso ninguna sorpresa, pero el sonido de esa mañana será difícil de olvidar.


Era una mañana de domingo de un nublado día de otoño. Cuando llegué nada mas y nada menos que al "Parque Nacional de Doñana en Huelva" era la primera persona que visitaba el "Charco del Acebrón". Las nubes impedían que las luces contrastaran las sombras y el paisaje transmitía una sensación visual de calma.


Pero lo realmente espectacular era el sonido. En cuanto te parabas unos segundos empezaba la sinfonía que "Doñana" te regala. Los pajarillos cantaban mientras otros aplaudían con sus alas revoloteando entre los arboles, las suaves corrientes de agua acompañaban sutilmente a los pajarillos y la brisa hacia moverse las copas de los arboles que se despojaban de hojas que caían acariciándose unas con otras entre las ramas hasta aterrizar en el suelo. 


Ningún sonido sobresalía sobre otro, todos estaban acompasados, percibías perfectamente cada uno de ellos y sentías la necesidad de quedarte inmóvil para no romper el embrujo y disfrutar de la sensación de paz absoluta.

Cuando termine este sendero y me metí en el coche, cualquier ruido me molestaba incluso fui incapaz de encender la radio del coche.



Conozco el entorno de "Doñana" y soy consciente de que supone un freno para el desarrollo económico de la comarca, pero cuando percibes su fuerza y delicadeza a la vez, comprendes como muchos luchan por conservar este entorno lo mas virgen posible.

Doñana dispone de una red de senderos de acceso libre que os iré haciendo llegar para que los conozcáis. En este caso me ocuparé del "Charco del Acebrón".

Para llegar al "Centro de Visitantes del Palacio del Acebrón", tomaremos la carretera A-483 en sentido "Matalascañas", después de pasar el cruce de la aldea del "Rocio", cruzaremos el viaducto de la "Rocina". Justo después, a la derecha encontramos la entrada al "centro de visitantes de la Rocina" (foto). Continuaremos por esta preciosa carretera en dirección al "Centro de Visitantes del Palacio del Acebron".



Llegaremos a una amplia zona de aparcamiento en donde comienza y finaliza el sendero. Al frente veremos un camino de tierra rojiza y la preciosa cancela que nos da la bienvenida. Continuaremos caminado por un agradable jardín mientras que en unos instantes divisamos el inmaculado "Palacio del Acebrón" y junto a él "el Charco del Acebrón"



Originariamente el jardín combinaba la flora local con especies ornamentales, pero el abandono que el palacio sufrió en los años 80 hizo que las especies autóctonas se apoderaran de este espacio.





Esta antigua casa palacio fue construida en los años 60 por "Luis Espinosa Fondevilla" como residencia y pabellón de caza. En él  pasaba algunos fines de semana el "Rey Alfonso XIII" durante  sus cacerías en "El Coto de Doñana".

"Luis Espinosa"  falleció en 1975 sin tener descendencia y las instalaciones quedaron abandonadas hasta que en los años 80 fue adquirido junto a los terrenos colindantes por el "Parque Nacional de Doñana" para convertirlo en centro de visitantes.


"El Charco del Acebrón" se encuentra en el "Arroyo de la Rocina", el cual se encargó de profundizar e impermeabilizar para evitar la colonización vegetal.

Unos metros más adelante junto a una pequeña capilla anexa al palacio, encontramos el inicio del sendero el cual rodea el charco. Una pasarela de madera nos adentra al bosque de ribera.


Una diversidad de especies se asientan en una zona encharcada distribuyéndose según el tiempo en que sus raíces permanecen bajo el agua.

Los sauces arropados por especies trepadoras como la madreselva y parras silvestres forman una selva pantanosa sobre la que caminamos.



Tras finalizar la zona de pasarela, hacemos un giro a la derecha y el paisaje cambia radicalmente. Un terreno más seco da paso al pino piñonero que antiguamente fue ocupado por eucaliptos (para explotación maderera) pero afortunadamente se recuperó la vegetación autóctona del pinar, romero, retama y otras especies.


Un nuevo entarimado deja atrás el terreno firme para adentrarnos de nuevo en el bosque de ribera.


Tras cruzar de nuevo la zona del "Arroyo de la Rocina", damos paso a una zona arenosa donde conviven los alcornoques y acebuches junto a los madroños,  helechos y arrayanes entre otros.




Caminaremos hasta el final del sendero entre caprichosos riachuelos que nos acompañaran hasta el final del sendero junto a los blancos álamos.


En definitiva un corto sendero que es una explosión de colores, olores y sonidos, donde los cinco sentidos se ponen a flor de piel.  Pero recordad que si queréis experimentar estas sensaciones, debéis madrugar y salir al campo cuando la naturaleza empieza a despertarse y acudir en grupos pequeños para dejarla despertar lentamente y nos tome como parte de su entorno.

Saludos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Es fantástico para iniciar a nuestros pequeños en el maravilloso mundo del senderismo. Varias zonas de sombra y el corto recorrido hacen que esta ruta sea estupenda para ir con niños. El charco estaba repleto de ranas, garzas, ánades y todo tipo de patos. Vimos varias huellas de animales, y tuvimos la visita de una liebre. Fue un día perfecto para los niños y un no parar de escuchar cantar a aves y pájaros. La ruta es tal y como la detallas en tu blog. ¡¡Gracias!!.