viernes, 3 de febrero de 2012

¿Usamos el calzado adecuado?

La salud del senderista indudablemente pasa por cuidarse los pies. Cuando preparamos el equipo para realizar una travesía, debemos pensar en el tipo de terreno que pisaremos para llevar el calzado adecuado. Nuestras maravillosas botas de montaña no sirven para todos los terrenos, y el uso de un calzado inadecuado puede provocar dolencias y lesiones importantes.


También debemos tener en cuenta que aunque compremos un calzado de gran calidad, no debemos estrenarlo en una travesía, antes debemos ir probándolo en pequeños recorridos para adaptarnos a el y comprobar que no tienen ningún desperfecto. Una opción es llevar en nuestra travesía nuestro calzado antiguo por si el nuevo nos hace daño y cambiároslo en cuanto notéis alguna dolencia.
En cualquier caso, para acertar con el calzado debemos saber para que deporte y condiciones del terreno están diseñados, así como climatología. Por no hablar de la comodidad, transpirabilidad, resistencia, impermeabilidad, antiabrasión y amortiguación del mismo.

Por tanto veremos los tipos de calzados disponibles  y explicaremos para que tipo de terreno y climatología están indicados. Sin olvidarnos de que también debemos cuidar que tipo de calcetin usamos.

Como regla general, el calzado de senderismo, trekking o montaña, debe tener una suela gruesa para soportar las piedras, ligero para evitar el cansancio y por último debe protegernos de las inclemencias del tiempo. Dependiendo de la calidad del calzado, realizará mejor o peor estas tres funciones.
  • Botas de senderismo o trekking de media montaña.

Probablemente sea el calzado más común entre los senderistas, pero no tiene por que ser el más adecuado para nuestra travesía. Bien en piel o material sintético, están preparadas para terrenos de monte o montaña sin condiciones extremas. La caña de la bota nos protege el tobillo y aumenta la estabilización del pié.





  • Zapatillas de trekking.

Con su aspecto de zapatillas de deporte, este calzado está preparado para el deporte de naturaleza al ir provisto de una suela dura  muy resistente al terreno pero a la vez mucho más flexible que el de las botas. Está indicado para las travesias en las que vallamos a correr o en las que las condiciones del terreno no nos exijan proteger los tobillos. Su comodidad hace que sea el más adecuado si transitáis por terrenos sin fime pedregoso.

  • Sandalias de trekking.

Son quizás las menos conocidas y por tanto utilizadas. Dada su ligereza, comodidad y frescura son ideales para travesias veraniegas por terrenos en los que no necesitamos llevar protegidos nuestros pies.




  • Botas de alta montaña.

Están diseñadas para soportar las duras condiciones de altitudes elevadas y dotar de una mayor protección y estabilidad del tobillo. Tienen un aspecto más rígido y duro, aunque poco a poco nos adaptamos a ellas sin resultar incomodas








  • Botas de escalada en hielo.


Como podemos imaginarnos están diseñadas para soportar las condiciones extremas de altitud acompañadas de hielo y están adaptadas para ser utilizadas con raquetas de nieve.










¿Que nos puede ocurrir si no utilizamos el calzado adecuado?

Si realizamos con botas de media montaña una travesía larga podemos sufrir lesiones en el tendón de Aquiles por falta de movilidad en el tobillo, por no citar otros problemas derivados de la falta de transpiración del pié.

De igual manera, si intentamos correr calzando unas botas, la falta de movilidad en el pié provocaria problemas articulares y sobrecargas musculares, eso no quiere decir que podamos hacer pequeños tramos corriendo.

Utilizando un calzado que no sea resistente a la humedad por terreno con nieve, hielo o agua, podemos correr el riesgo de que se nos mojen los pies o se nos enfríen. Hay tejidos sintéticos como el Gore-Tex con grandes prestaciones en este sentido. además una buena plantilla que absorba la humedad seria el complemento perfecto.

Lo mismo ocurre si nuestro calzado no es transpirable, el pié sudaría y se humedecería. También es importante no llevar un calcetín de algodón ya que estos retienen el agua y son mas difíciles de secar.


El peso del calzado también es importante. Un calzado pesado disminuye nuestro rendimiento, algunos estudios indican que cada kg de peso en los pies equivalen a 5 en la espalda.

Uno de los factores por los que debemos de cambiar nuestro calzado por uno nuevo es que pierdan su amortiguación. Si utilizamos un calzado con poca capacidad de amortiguación, podemos sufrir molestias y lesiones en las articulaciones. La vida útil de unas zapatillas esta entre 800 y 1000 Km, pero esto dependerá mucho del uso, calidad del calzado y peso del deportista.

Una suela poco resistente hará que sintamos las piedras en las plantas de los pies con el consecuente dolor, nuestro calzado debe tener una suela resistente pero no debe ser rígida ya que limitaría la movilidad del pie y a la vez debe ser  adherente para evitar inestabilidad y caídas.

Y por último, la horma del calzado debe ser ancha para no comprimir los pies y  tengan libertad de movimiento.

Por tanto hay que tener cuidado en la elección del calzado ya que debemos tener en cuenta que una bota muy rígida nos destrozará los pies, al igual que si su tejido se recalienta en exceso y nos cuece los pies.

No debemos escatimar en el precio del calzado, compraroslo lo mejor que podáis dentro de vuestras posibilidades.

Hasta pronta amigos.

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